Fotos de Paula Durán |
26/4/12
MESA DEBATE: EL ACTUAL ESTADO Y LA ACTUAL CONSTITUCIÓN NACIONAL ¿PERMITEN PENSAR LA ARGENTINA DEL SIGLO XXI?
El 25 de
abril de 2012 se realizó en el Salón de Actos de la Facultad de Derecho de la UBA la mesa debate sobre la
posibilidad de una nueva constitución y un nuevo Estado. Concurrieron
organizaciones sociales y políticas, trabajadores y dirigentes de la CTA , intelectuales de Carta
Abierta, jóvenes y público en general. La presentación estuvo a cargo de
Eduardo Sigal y Luis D’Elía, y al finalizar se unió Pedro Wasiejko, que fueron
los tres convocantes a la mesa.
Reproducimos fragmentos de la nota de
Nicolás Lantos, publicada en Página 12: “Una Constitución para cada época”.
...los
abogados Eduardo Barcesat, Raúl Ferreyra y el filósofo Ricardo Forster
expusieron, cada uno a su turno, los motivos por los que una nueva Carta Magna
es necesaria para asentar y seguir profundizando los cambios de los últimos
años, al tiempo que marcaban una hoja de ruta de cuáles serían los temas a
discutir ante una eventual reforma. El ministro de la Corte Suprema Raúl
Zaffaroni, que sería de la partida, se excusó debido a una intervención quirúrgica
a la que tuvo que ser sometido.
“La matriz de la
Constitución nacional va a cumplir 160 años y sólo tiene seis
modificaciones. Pero cada época histórica requiere que pensemos qué tipo de
Constitución necesita”, planteó Sigal al presentar el panel. Más tarde,
Ferreyra revelaría que Brasil cambió el texto de su ley suprema nada menos que
en 60 ocasiones, Alemania en 40 y México “perdió la cuenta”. Para el abogado
del CELS, “las constituciones son como máquinas del tiempo para que una
generación fije reglas para las que le siguen”, pero, aseguró, “cada generación
tiene el derecho a darse las reglas que quiera”.
Una reforma “no es un hecho patológico, es un hecho fisiológico:
está prevista por la misma norma”, se extendió Ferreyra, por lo que hay que
despojarse de ese prejuicio de excepcionalidad que hoy se le quiere dar al
asunto. “La Constitución
es una construcción social, política y cultural, no algo natural ni divino”,
machacó Forster a su turno sobre el mismo tema y agregó que incluso “las mismas
palabras escritas hace 160 años o 20 hoy tienen un significado distinto”.
Ferreyra también recordó que “nadie ejerce el poder constituyente
sino el pueblo” por lo que “es imposible una reforma a la Constitución sin una
extraordinaria movilización”. Al respecto, Barcesat pidió que la agenda de
temas a debatir y el contenido final del texto lo determine “el pueblo a través
de un amplio debate”. Sin mencionarlo por su nombre, aludió al antecedente del
pacto de Olivos cuando pidió evitar “pactos de caudillos que decidan qué temas
se van a tocar y cómo”.
Antes de comenzar el debate, D’Elía había advertido: “No traemos
bajo el poncho el cuchillo de la re-reelección”. Más allá de que los
organizadores del debate anticiparon su postura personal contraria a habilitar
un nuevo mandato para la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, la idea era
dejar el asunto fuera de la agenda para que no termine opacando el resto del
debate. Ferreyra sí mencionó (y recomendó) la posibilidad de adoptar un sistema
parlamentario. El objetivo prioritario sería “delinear el modelo político
económico que necesita el país” desde una “perspectiva regional”, en palabras
de Barcesat.
Para alcanzar esa meta, se tiró sobre la mesa un surtido menú de
propuestas, entre las que se destacan el control nacional de las riquezas
naturales y el cuidado del medio ambiente, la necesidad de una reforma
tributaria, replantear el Consejo de la Magistratura y la distribución “armónica” de la
tierra.
Sin embargo, los momentos más interesantes se dieron cuando los
panelistas arriesgaron un poco más y trajeron a colación otras ideas, como
Ferreyra, dentro de un decálogo de asuntos a modificar incluyó darles un
estatus constitucional a las Primarias Obligatorias y Simultáneas e incluso a
algunos aspectos de la Ley
de Servicios de Comunicación Audiovisual. Y hasta modificar el mismísimo
Preámbulo de la Carta
Magna para incluir el objetivo de la justicia social, “que es
el fin principal del Estado”.
Una reforma de la Constitución no
solamente es algo deseable sino que es posible con “una extraordinaria
movilización popular” que la respalde, coincidieron los panelistas de la mesa
redonda convocada como punto de partida de “un movimiento que recorra la Argentina ”, debatiendo
este asunto y sentando la base para abordar el tema en un futuro aún sin
plazos.